Yo siempre creía que escribir palabras, invisibles, sobre la piel o la sábana de turno… es de locos. Pero resulta que no. Que es peor, si cabe. Porque olvidas lo que has escrito y el momento, tarde o temprano, se olvida también. La locura es necesaria a veces, aunque olvidemos el por qué.
Sin ella nada sería normal al fin y al cabo.
Cambié entonces: piel por una ventana cerrada. Y tampoco sirvió. No siempre llueve y tarde o temprano toca limpiar las vocales. Y borrar palabras con un trapo que huele bien, pero que tarde o temprano se llevará todo cuanto has sentidodichopensado… es espeluznante, creedme.
Respira. Es el principio. Y todo vale.
Siempre.
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