Apago el despertador.
No podré dormir nunca.
Soy un nudo debajo del edredón.
Tengo los pies recién sacados de la nevera.
(¿Y si tuviera helado de corazón abierto
en vez de
helado del día para beber?)
Soy una puerta cerrada con pestillo y
dos ventanas cerradas al mundo.
Apago.
El despertador.
Apagar el despertador no implica apagar el ruido, qué te voy a decir.
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