Tan predecible y tan finito como un cubito de hielo deslizándose por tu espalda.
Tan dulce como la inocencia antes de su inevitable pérdida perfectamente ubicada en
ese callejón sin salida llamado naufragio
de
mar
olvidado.
Tan poco invierno como los tantos gemidos en habitaciones clandestinas-invencibles.
Demasiado desnuda.
Sin ti.
Entra.
Y
Vete.
No te vuelvas a ir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario