domingo, 4 de diciembre de 2011

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Érase una vez una melodía. 
Eran tus dedos y. 
Era mi espalda despierta mirando. Fija y perpleja 
encuadrando cuatro ojos que son 
manchas
de noches 
y. 
Humo y
besos infinitos que no son besos pero deberían porque el
deseo y
eso.

Silencio.
Se descomponen lánguidas bellezas
Evocando momentos que
a saber si llegan 
antes
de
irse.

Eran el secreto y el enigma sofocados bailando la.
Ausencia. Que hiere y baila tres noches seguidas y se va justo cuando llega la media-noche para aparecer después de tres zapatos mal puestos en esos pies tan pequeños y ridículos. 
Como sus
manos
cuerpo y
lunar a la izquierda de ese recuerdo-llama-cicatriz.

Era en.
Presente. 
Eran.
Son.
No.
Ya no lo son.

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