miércoles, 18 de abril de 2012

Olor de herida



Abre la boca con la ventana cerrada se. Despierta.
Abre los ojos con la boca cerrada.
Cierra los sentidos y salta por la ventana cerrada mientras 
abre la boca para. 
Gritar.

Pero

no 

suena. 

Nadie suena siquiera su corazón. Suena. Y sueña. 
Cierra la boca para soñar despierta para abrir los ojos para no cerrar la ventana siquiera. Abierta. 
Salta por la ventana. 

Pero 

sí 

suena. 

Todo suena hasta su alma que ya no le queda si es que ha tenido o si es que le queda. Grita. Y llora. 
Abre los ojos para vivir despierta para no soñar más dormida. Despierta abriendo la boca para besar al aire y besar palomas y robarles los mensajes que 

nunca 

nadie 

jamás le ha escrito ni le escribirá por el qué sentirán si es que pueden. Porque suena. Sueña. Salta y sigue cayendo. 
Es una estrella. 
Fugaz. 
Como un trocito de chocolate en la boca cerrada. Fugaz. Como las estrellas. Fugaz. Como el tiempo fugaz como un libro en llamas fugaz como los besos con saliva que se extinguen. Como la vida. 
Fugaz. 

Abre la boca con la ventana cerrada. Duerme. Cierra los ojos con la boca abierta. Abre los sentidos saltando por la ventana abierta. Se ha roto todos los huesos hasta los que nunca supo que tenía. 

Calla.

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