Soy la vida y un bisturí que su propia mano mueve al son de
efervescentes deseos.
No hago ruido no
contengo no desprendo.
Soy el poema de un piano que su mano junto a la otra mano late al son de
descarados latidos.
No hago musa no
despierto no sueño no
hago ruido.
Soy el humo del café que relame su pestaña caída en la mejilla izquierda justo antes
de prenderle fuego a la cicatrizada herida.
No hago dolor no
quiero dolor no
pretendo violar huellas no
hago musa.
Soy la barrera que es ceniza que no contiene pero sí viola el dolor.
Soy una musa haciendo de piano que cicatriza heridas inclementemente cicatrizadas y hago ruido prendiendo fuego a los efervescentes deseos. Soy un sueño despierto que no duerme pero despierta piel a punto de caramelo a punto de eternizar el humo.
No.
Tus palabras huelen a disturbios, humean canela y alumbran sed.
ResponderEliminarTus soys saben a Noche.
Cuídate, y sigue cuidándonos con tu poesía.
Gracias, caricias.
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