martes, 16 de octubre de 2012

De mi ombligo a tu espalda

Los martes solías quedarte entre mi pelo. 
Porque era lo que más te gustaba. 

Y yo solía enfadarme mucho, desmayada. 
De amor
de mentira, desmayada. 

Descalza. 
Desnudos.
En la cama de los buenos momentos. 


Haciéndote cosquillas. Haciéndote llorar. 
De amor y de mentira.

Cada martes.



lunes, 15 de octubre de 2012

En materia del verbo que se enamoró de las vocales


Los lunes solías llamar y solía llover y solíamos vernos. 

Con las manos temblando de risa y los hombros quejándose. 
Muy bajito. En francés. 

Y yo con mi vestido verde preferido, al le han roto el corazón tantas veces. 

Y tú con tu paraguas. 
El roto. 
El liso. 
El que hace pastas de te y canela a los problemas a ras de suelo.  Tú. 

Los de los sueños sin azúcar para desayunar. Cuando solíamos vernos. Y llovía. En plural.

Constantemente.









viernes, 5 de octubre de 2012

La de las flores bonitas que él le dibujó


La historia de amor. 
Del amor.
La de los ojos ojos recién abiertos. 
Escribiendo historia. 
La del amor. 
El más bonito del mundo. 

Que empieza así. Afirmando.

Cuántas horas de conocimiento, de bolígrafos preciosos vomitando colores chillones y tristes y rojos. Azul. Conocimiento Tu camiseta azul olvidando yo masticando. Tu piel. Recordando el tacto de tu piel. No. Las horas de tu piel. Masticando huellas dactilares suaves. Escribir. Las horas. Tic. Tac. Luego seguidos. Las pilas se agotan. Se va el tiempo. Te quedas. A dormir te quedas. Me quedo. No me duermo. Me quedo. Me invento seis paraísos. Les prendo fuego. Me quedo. 

Fundidos.

Preguntando. Empieza así. Despertamos.

( La biblioteca era tu salón de juego preferido. Nunca salías. Ridícula y pequeña caías en la estantería de Baudelaire todas las veces del mundo. Gemías. Llorabas y volvías a salir. Corriendo. Para caer otra vez.
Yo era el de las miradas que no te tocaban. No respiraba. Siquiera estaba ahí. No nos conocimos. Gemías. Corriendo. Nunca salías. Baudelaire. )


miércoles, 3 de octubre de 2012

De cuando hago sopa de tomate descalza en la cocina I

(Háblame del miedo. Dije.) 

Y nunca nos cansamos. 
Pero sí nos cansamos.

Del miedo a ser felices y miedo. 
Del miedo a no sonreír a hacerlo constantemente a 
las agujetas a ser jodidamente felices a 
no serlo 
porque 

él. 

Miedo.
Del miedo a 
que la realidad nos tire piedras donde los huesos 
del camino del 
miedo. 

A correr tantos orgasmos como metros bajo tierra y sobre las nubes tocar fondo y tocarte sin miedo. 
Despertar del miedo. 

A desgastarnos los codos estudiando saliva a 
desgastarnos la saliva. 
A desgastarnos. 
Despertar. 
Y hablar de dulces que pueden llegar a ser las pesadillas 
si son donde tu espalda. 
Y pelo y pecho y frías sábanas huecas donde tu espalda. 

A hacer cosquillas a los libros que nunca escribimos. 
A desayunar. 
Constantemente.
A no dejar de mirarnos.
A entrar.
A no salir.
Entrar.

A

Mimarnos. 
Extirparnos. 

A miedo.





martes, 2 de octubre de 2012

Un grupo de soñadores

Qué bien.

Que sepamos dibujar los mejores momentos 
los más preciosos 
los que podemos borrar pero no borramos.

Bien.

Dibujando los preciosos no te borraré nunca.
Y los nunca dibujaré pudiendo saber los mejores momentos.
Lo más precioso.

Qué bien.

No borramos. 
Podemos borrar pero.
Dibujamos.

lunes, 1 de octubre de 2012

Cristales de colores

Hay vientos que sueñan con ser corrientes eléctricas y estaciones de tren sonando que. 
Cortan. 
Y no alivian la sed de la punta de 
la piel 
del fondo de armario. 


Hay intestinos resonando en la fotografía 
(coma) 
como un catarro mal curado. 
 
Dando vueltas.

Interrumpidamente.

Como un corazón mal puesto con las medias sin terminar.